La renuncia llegará al Consejo Superior a eso de las 11 am y se hará pública a través de las redes sociales del mismo Gaviria. Al menos por ahora, buscará la candidatura de forma independiente y sin la ayuda de los grupos políticos que lo convocaron, aunque eso con toda seguridad cambiará más adelante.
El Uniandino le cuenta los detalles de la decisión, cómo recibe la noticia la juventud política —que será clave en la campaña— y en qué queda la universidad.
Así se tomó la decisión
“Quiero reiterar mi compromiso con la universidad y mi decisión de continuar cumpliendo, con plena conciencia y entusiasmo, con las funciones del rector”, le dijo Alejandro Gaviria al Consejo Académico de la Universidad de los Andes hace cinco meses, en marzo del 2021.
No era la primera vez que lo decía, ni sería la última. Lo mismo le dijo a los padres de los primíparos en la inducción hace un año, y una vez más en entrevista con Los Danieles, La W, La Silla Vacía, Zona Franca y Noticias Caracol. También lo sostuvo públicamente por Twitter, en un correo que fue enviado a todos los profesores de la universidad, y lo hablaba de forma privada con sus conocidos más cercanos. Ahora dice lo contrario, ¿qué cambió?
Los apoyos públicos que recibió durante un año fueron efectivos. Según una fuente cercana al saliente rector, a inicios de esta semana la respuesta seguía siendo no, pero “el martes tuvo muchas llamadas de gente que le confirmó apoyo con la campaña, y al final supo que se podía hacer algo con fuerza”.
También funcionó la presión mediática, que llevó a la administración de Los Andes a pedirle una respuesta pronto. “El rector quería aplazar la decisión, pero la presión de los medios y todo el mundo diciendo que iba a renunciar el viernes hizo que el Comité Directivo le pidiera una decisión” nos dijo Felipe Acosta, asistente de rectoría.
El tema no era nuevo en la universidad y tenía involucrado al Consejo Superior de forma esporádica: lo tuvo en cuenta cuando escogió a Gaviria por encima de Mauricio Cárdenas, exministro de Hacienda del gobierno Santos; y se había discutido en una cadena de correos hace unos meses en medio también de una ola de presión mediática. Pero hasta esta semana muchos estaban convencidos de que el ahora precandidato seguiría en el cargo.
“Yo creo que no se va a lanzar porque encontró un lugar cómodo en el cual tener incidencia política”, nos dijo hace una semana un profesor de la facultad de artes mientras le hacíamos seguimiento a la historia. Cosas similares nos dijeron un directivo y dos profesores más. Y, hasta el martes, tenían razón. O eso sostienen quienes apoyan a Gaviria, argumentando que durante un año su incertidumbre fue genuina y no estratégica: “Todo empezó a organizarse rápido esta semana. Se hizo que una candidatura que se veía imposible tuviera apoyo y posibilidades que antes solo estaban en el aire”, nos dijo la fuente cercana al saliente rector.
Con la decisión, Alejandro Gaviria se convierte en el rector que menos ha durado desde Rudolf Hommes, que también tuvo una rectoría de 2 años y la dejó para lanzarse a la alcaldía de Bogotá en 1997. Después de Hommes, Carlos Angulo Galvis duró 14 años y Pablo Navas 8, desde 2011 hasta 2019.
A pesar de que lo contactamos en numerosas ocasiones, hasta el momento de esta publicación no hemos recibido respuesta del saliente rector Gaviria.
Los pretendientes jóvenes de Gaviria
Hace tiempo que el saliente rector forma parte del sonajero electoral del centro y la centro-izquierda. Gustavo Petro, por ejemplo, le preguntó sobre la posibilidad de su entrada a la puja por la Alcaldía de Bogotá cuando su nombre apenas era uno de los tres opcionados para ser sucesor de Pablo Navas en la rectoría.
Este año, Roy Barreras le pidió que fuera candidato por el Pacto Histórico, pero la relación se deterioró porque el exministro de Salud descartó que se lanzaría y le cerró las puertas a esa coalición.
A pesar de las constantes negativas de Gaviria, algunos de los círculos políticos consultados por este periódico daban como un hecho su candidatura. Semanas antes de la oficialización, una alta fuente política, que prefirió no ser nombrada, le aseguró a El Uniandino que el propio Gaviria le comentó sobre lo cercana que estaba su renuncia.
Tan cantado estaba su salto al ruedo político, que la más reciente encuesta de Invamer midió por primera vez en agosto cómo le iría si las elecciones fueran en este momento, pronosticando que está en el puesto 11 con apenas 2.6% de la intención de voto.
Aún electoralmente lejos de Petro, el saliente rector tiene un abanico de posibilidades para ser candidato: lanzarse por el Partido Liberal, entrar a hacer parte de algún partido o movimiento de la Coalición de la Esperanza, o recoger firmas como independiente.
Por el lado de las juventudes liberales no reciben mal una campaña por firmas, dice Cristian David Romero, presidente distrital de Juventudes Liberales. “Quisiéramos que fuera por el partido, pero entendemos si no es así. En dado caso que se lance por firmas, la mayoría de nosotros lo apoyamos, y si ingresa a la Coalición de la Esperanza, también lo apoyaremos en algún momento”, dice Romero.
En la Coalición de la Esperanza muchos sectores también lo esperan con las puertas abiertas, aunque dicen que este no ha sido un tema principal en la agenda de las últimas semanas. El plan, según un congresista de la Alianza Verde, y que otro del ala de la centro-izquierda de ese partido ya nos había contado hace unos meses, era intentar acercar a Gaviria para que participara en una consulta. “Han sido reuniones esporádicas, se reunió con los copresidentes en algún momento, y algunos miembros del partido han estado en contacto con él a ver cómo podría ingresar a la Coalición, y cómo sería una eventual consulta con el candidato del Verde”, le explicó el congresista a El Uniandino.
Aunque no es claro si la alianza termina de cuajar, ven con optimismo su candidatura. Andrés Aristizabal, militante de En Marcha, percibe que en una parte de “los liberales sin partido” ha existido “gran entusiasmo para que se lance porque se ve como una posibilidad de centro sensato y que tiene muchísimas cosas en común con la Coalición de la Esperanza”.
Otros ven esta novedad electoral desde la estrategia. Dos militantes dentro de la Coalición de la Esperanza sostienen que esta movida política representa la llegada de alguien que le hará competencia directa a Sergio Fajardo. En la misma línea está Valentina Tunjo, coordinadora nacional de juventudes de Compromiso Ciudadano (el partido de Fajardo), quien vaticina “una competencia que se va a dar con altura”.
Según Tunjo, “sí se competirá por un mismo nicho, especialmente el de los jóvenes. Creo que ahí estará el reto: para nosotros hacer que Fajardo sea atractivo, para Alejandro Gaviria hacerse conocer”. Que compitan por el mismo nicho político se ve reforzado por cosas que tienen en común: raíces antioqueñas, vienen de la élite académica de Los Andes y su potencial electorado, según la encuesta Invamer, está en los departamentos del centro del país y en los estratos medio-alto y alto.
Pero no todo son bombos y platillos, pues en el partido Dignidad no caería bien una alianza con el saliente rector. Jorge Enrique Robledo lo aseguró en esta entrevista y Alejandra Sánchez, coordinadora nacional de juventudes de Dignidad, dice que “no es la cara, son las ideas”, refiriéndose a que Gaviria es visto como el candidato del expresidente César Gaviria.
Sin embargo, si Dignidad en algún momento decide dar la discusión, —pues Sánchez dice que están abiertos a darla—, tendrían que haber unos puntos mínimos. “La pregunta es si Alejandro Gaviria cabe ahí. No la tenemos que responder nosotros, sino él. Los acuerdos son muy sencillos, están en las bases programáticas, y son defender la industria nacional por encima de la extranjera, entre otras cosas”, explicó Sánchez a El Uniandino.
Lo que está por verse es cómo se terminan de acomodar todas las piezas en la puja de los sectores políticos dentro de la campaña que aspira a recoger 1.4 millones de firmas. “Lo apoyaremos en la decisión que tome, pero esperamos que él no aterrice en la Coalición de la Esperanza, sino que exista una convergencia que incluya a más sectores”, nos dijo Marla Gutiérrez, del grupo Jóvenes Que Llevan la Contraria, organización que espera que se desmarque de un partido en específico.
Por su parte, Romero adelanta una puja: “Es lógico que ningún sector se deje mandar. Los Liberales no van a mandar a los Verdes, los Verdes no van a mandar a los Liberales, y los voluntarios independientes no se van a dejar mandar de los partidos”, sentencia el presidente distrital de las Juventudes Liberales.
Cómo queda Los Andes
La universidad a la que entró Alejandro Gaviria es bastante distinta a la que ahora deja. Las diferencias se deben en parte a la pandemia, que empeoró la situación financiera de Los Andes, pero también a los cambios que hizo su rectoría.
Esto es importante porque su salida deja a la universidad en una situación, por decir lo menos, complicada: “Nos deja en un momento crítico, estamos muy mal económicamente y se tomaron decisiones que solo él entiende. Nos deja en la mala”, le dijo a El Uniandino un profesor de la facultad de ciencias que pidió no ser mencionado.
El momento del anuncio también es fundamental por dos motivos. El primero tiene que ver con el Programa Institucional de Desarrollo, que apenas fue aprobado en junio de este año por el Consejo Superior y marca el rumbo estructural de Los Andes por los próximos cinco años. El plan tiene la mirada de Alejandro Gaviria por donde se lo mire, por lo que su salida obliga al siguiente rector o rectora a seguir una ruta que no diseñó y en la que no necesariamente cree.
El segundo motivo es la reforma financiera, que se viene cocinando desde hace unos años y que se tuvo que acelerar por la pandemia. El cambio está a punto de concretarse (pronto sacaremos una historia sobre este tema), y viene impulsado por la Vicerrectoría Financiera en cabeza de Eduardo Behrentz, pero está avalado y promocionado ampliamente por Gaviria.
Tan es así que una persona que participó en las discusiones de la reforma nos dijo que “el rector tomó muchas decisiones financieras. Frenó la inversión en infraestructura, cambió las reglas de juego laborales para administrativos y profesores, pero se va y deja todo alborotado, sin llegar a hacerse responsable por los resultados”.
Por su parte, María José Muñoz, estudiante en el Consejo Superior de Los Andes, critica el legado que deja la decisión del rector: “Una cosa es meter a la universidad en la discusión política y otra es hacer precampaña estando en la rectoría. Él tenía un compromiso cuando empezó, y algo de ese calibre no se rompe pensando de un día para el otro, tuvo que decidirlo desde antes”.
Lo cierto es que Los Andes la tendrá cuesta arriba dependiendo de quiénes se vayan con el rector y la persona que llegue a reemplazarlo. Esos detalles se sabrán a ciencia cierta cuando el Consejo Superior dé humo blanco sobre la nueva cabeza administrativa. Entretanto, la universidad espera.
Por: Alejandro Lozada y Santiago Guerrero
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