El asunto ambiental es un tema central de estas elecciones entre el sector alternativo que se disputa pasar a segunda vuelta. Entre Fajardo y Petro hay distancias en el tema ambiental y minero energético que vale la pena debatir partiendo desde sus programas. Los programas de gobierno son un reflejo de los consensos programáticos a los que llegó cada uno de los candidatos con las nuevas fuerzas políticas que se le adhieren.
El programa de Fajardo de la Coalición Centro Esperanza (CCE) en materia ambiental es significativamente más completo en comparación con el programa de Petro del Pacto Histórico (PH). El programa de Petro es una sumatoria de enunciados sueltos, que no parten de un diagnóstico ni se comprometen en ningún caso con cifras exigibles que hablen de prioridades y el avance esperado en cuatro años de gobierno. Adicionalmente, el programa de Fajardo es mucho más específico en el rol que jugarán las distintas instituciones del Estado en esas propuestas, mientras que el programa de Petro tiene secciones enteras que no mencionan ni siquiera una entidad implementadora.
Sobre la deforestación, el diagnóstico en ambos casos es correcto: la deforestación para ganadería, minería y monocultivos son un síntoma de la verdadera enfermedad: la apropiación ilegal de tierras(1).Este hecho tiene una diferencia clave en el tratamiento, mientras que Petro se centra en fortalecer actividades agrícolas de no maderables y el manejo comunitario, Fajardo plantea algo que ha demostrado ser exitoso: trazabilidad de la carne y la madera (para asegurarse que no sean fruto de deforestación) complementado con un monitoreo satelital permanente de las entidades públicas. Por ejemplo, esta última política llevó al Brasil a la meta de cero aumento en la deforestación durante la conocida moratoria de la soya(2).Ambos plantean la restauración ecológica de bosques como una necesidad imperante pero sólo Fajardo fija una meta: un millón de hectáreas.
La intervención del Estado como intermediario irremplazable entre comunidades y privados que gestionan el pago de dividendos por servicios ambientales, es otro acierto del programa de Fajardo, el de Petro no va más allá de la promoción de estos bonos con la amplia inmersión de Colombia en ese mercado, aunque muchas de estas empresas de bonos de carbono son conocidas por sus malas prácticas con las comunidades(3).
Por otra parte, el agua como eje del ordenamiento del territorio y el agua potable como derecho fundamental es una coincidencia. El programa de Fajardo tiene un matiz importante en la necesidad de diferenciar los distintos usos por sectores (industrial, agropecuario, residencial) y organizar esta distribución teniendo en cuenta estas diferencias con un fuerte monitoreo a sectores industriales y agropecuarios. Por su parte, Petro se refiere a los acueductos comunitarios, que son una iniciativa interesante siempre que el servicio no dependa de ese nivel de organización, pues el agua es un derecho y el Estado el responsable de garantizarla.
El programa de Fajardo enuncia otra de las necesidades claves y aplazadas por estos gobiernos que es la reforma de las CAR. Contraria a la propuesta de reforma promovida por Duque que centralizaba las CAR, disminuía la participación ciudadana y aumentaba los puestos del gobierno nacional en el consejo directivo, la propuesta es descentralizar más la entidad, aumentar la participación de universidades y observatorios, además de imponer una cuota de paridad y más participación de la sociedad civil. Por otro lado, el programa de Petro no hace ni una mención a las CAR.
Ambos programas atienden el problema de la mitigación de riesgo de manera interseccional, desde su relación con la pobreza, la salud, la educación, el género. Tema clave en un país donde el 80% del territorio está expuesto a distintos tipos de amenaza. Ambos programas coinciden en la protección de ecosistemas estratégicos para la adaptación al cambio climático como humedales, costas y páramos. Sin embargo, la ausencia de diagnóstico y alcance de las propuestas de Petro sigue presente.
Ambas candidaturas hablan de la importancia de la transición energética para el país. Sin embargo, hay una diferencia fundamental: Petro propone frenar la exploración de hidrocarburos y dejar enterradas las reservas del país, esta acción significa no aumentar los recursos hasta ahora encontrados, arriesgarse a perder la seguridad energética además de coartar la investigación científica del subsuelo. Plantea reemplazar este rubro con pago por servicios ambientales, lo que es tan ambicioso como improbable. Esta propuesta invisibiliza que los hidrocarburos no generan solamente energía, son parte de múltiples cadenas productivas, incluso de productos necesarios para el desarrollo agrícola como los fertilizantes e insecticidas que aunque hoy tienen reemplazos descarbonizados no generan tasas ni cercanas de productividad(4), también significa eventualmente la importación de hidrocarburos a países como EEUU que extraen por medio de la cuestionada técnica fracking.
Petro señala también que se prohibirá la minería a cielo abierto, no obstante, la transición energética requiere de minerales que tenemos en Colombia y cuya extracción solo se hace por medio de ese sistema, como el níquel, el cobalto o el litio. Estas propuestas no solo son incoherentes con las metas de transición sino que también tendrían graves consecuencias fiscales para el país. Fajardo por su lado, atina en diagnosticar la minería ilegal como el principal problema de esta índole en Colombia, y plantea la posibilidad de desarrollar encadenamientos productivos asociados a las energías limpias que le den al país un papel más allá de importador de los paneles y turbinas(5).
En materia de justicia tributaria, Fajardo propone serios y necesarios mecanismos para eliminar exenciones tributarias, dentro de las que están, sin duda, las mineras. Si bien el programa de Petro habla de la “renta minera justa” y la revisión de las exenciones tributarias de empresas de explotación minera y petrolera, lamento que no existan propuestas diferenciadas para las distintas escalas de minería más allá de la pequeña minería y minería artesanal, tema en el que avanza significativamente Fajardo.
Aunque la defensa del medio ambiente es la bandera central en la narrativa del proyecto político de Petro, sus propuestas no dan certeza sobre sus alcances, preocupa la falta de diagnósticos y mecanismos concretos y la no mención de instituciones que implementaran las propuestas, en mi opinión, el mejor programa en materia ambiental, el más ambicioso e integral dentro de lo realizable en cuatro años es el del profesor Sergio Fajardo.
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(1) In, E. (2018). Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI Nueva época, Número 11.
(2) http://archivo-es.greenpeace.org/espana/es/news/2016/Mayo/Tras-10-anos-de-exito-la-Moratoria-de-Soja-en-Brasil-se-renueva-indefinidamente/
(3) https://caritascolombiana.org/el-mercado-de-los-bonos-de-carbono-y-los-pueblos-indigenas-amazonicos/
(4) https://www.clarin.com/rural/caso-sri-lanka-muestra-riesgos-extremismo-organico_0_jjZ2nBsH6.html
(5) https://sergiofajardo.co/wp-content/uploads/2022/03/PROGRAMA-ECONOMICO.pdf Programa economico 2022 Sergio Fajardo
Por: Daniela Álvarez Gallo. Miembro de La Universidad más Pública y expresidente del Consejo Estudiantil Uniandino
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