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El Uniandino

El calendario de girasoles marchitos

La vejez es una etapa de la vida que muchas veces se asocia con declive o miseria, se cree que, una vez llegado ahí, la vida ya no tiene mucha más emoción o expectativa. La frescura y espontaneidad de la juventud se ha empezado a marchitar y lo mismo el ser de la persona. Inclusive, cuando se hace referencia al cuerpo se resaltan las arrugas, las canas y la piel flácida de manera negativa. Claro, estos nuevos aspectos del cuerpo ya no cumplen con los estándares de belleza que la sociedad ha construido y se impulsa a esconderlos y disminuirlos. En la mujer, esta carga social es mucho más dura, imponiéndoles que esas arrugas que marcan su rostro y que hacen parte de su persona no deben de ser mostradas con orgullo. En la película Las Chicas del Calendario (2003) del director Nigel Cole. un grupo de mujeres decide rebelarse a este ideal y posar desnudas para un calendario y así recoger dinero en la lucha contra la leucemia. Mujeres que decidieron mostrar su cuerpo real y recordarnos a todos que la vejez es igualmente bella y emocionante. Una narrativa sobre el cuerpo, las inseguridades y las posibilidades de la vejez en la mujer.



El cuerpo de la femenino siempre ha sido objeto de admiración, deseo, discriminación y prejuicios. El cuerpo de la mujer le ha pertenecido más a la sociedad que la mujer misma y en la vejez no es excepción. En la pintura, por ejemplo, el cuerpo femenino es expuesto en diferentes obras icónicas encarnado, en ocasiones, por la piel de Venus, un personaje jovial, de piel tersa y blanca. De esta manera se puede observar en la icónica pintura de Sandro Botticelli: El nacimiento de Venus (1485 – 1486). Marcando una iconografía del cuerpo de la mujer en la sociedad y la cultura. El cine, igualmente, como medio cultural se ha encargado de exponer una imagen del cuerpo femenino en la vejez estereotípica y poco realista. Con personajes arquetípicos de las abuelas cocineras, que tejen, hacen jardinería y se visten con ropa que cubre cada parte de su cuerpo. Personajes que odian sus arrugas, sus canas y su piel flácida, que no se reconocen a sí mismas. El cuerpo en la vejez, según los medios, ya no es objeto de deseo o admiración y las mujeres que deciden cruzar la línea de lo aceptado, son criticadas por mostrar de más y no avergonzarse. La Chicas del Calendario muestra mujeres en su vejez que exploran su cuerpo, inseguridades y prejuicios de manera más real a las clásicas representaciones. En la película, se pueden observar situaciones en las que estas mujeres son cuestionadas y juzgadas por querer mostrar y reconocer su cuerpo. En una escena, mientras Chris y Annie piensan en cómo crear el calendario, la primera se toma unas fotos con el torso desnudo, medianamente cubierto por un frutero. Cuando ella va a recoger las fotos impresas, las jóvenes de la tienda se ríen de las imágenes. Esta escena nos muestra la percepción negativa que tiene la sociedad sobre el desnudo y el cuerpo de la mujer en la vejez, elementos que no cumplen con la expectativa social de belleza. Dos imágenes opuestas que según los estándares sociales no deberían de ser expuestos, más allá de los imaginarios ya establecidos por una cultura estigmatizante.


La película presenta varios personajes femeninos que reflexionan sobre su cuerpo, las inseguridades y las posibilidades que todavía la vida les ofrece. Personajes reales en los que identificarse. El personaje de Celia nos adentra en la discusión sobre los senos y las inseguridades y prejuicios alrededor de estos. Ella es la típica mujer mayor vanidosa que cuida su cuerpo, hace ejercicio y a pesar de tener una anatomía muy saludable siente inseguridad por mostrar sus grandes y firmes pechos. Un miedo que incluso las mujeres jóvenes tienen. Ruth es otro personaje muy real que expone los miedos al rechazo y abandono que muchas personas sufren. Ella era una mujer de la asociación local de mujeres que vivía por complacer a su esposo poco atento, aterrada de perderlo o de lo que diría si posaba desnuda. En un primer momento decidió no participar. Si embargo, en un acto de empoderamiento decide dejar de lado todos esos miedos y liberarse a si misma de los prejuicios hacia su cuerpo y de una relación dañina. Cora, una mujer que en su juventud fue rebelde y que ahora, gracias al calendario, vuelve a reconocer su cuerpo y a apreciar esas pequeñas cosas que lo hacían especial, como el tatuaje en su espalda. Jessie, la más mayor del grupo, pero la más entusiasmada por exponer su cuerpo desnudo. Ella representa esa vejez gloriosa, llena de descubrimientos y aprendizajes. Cada uno de estos personajes muestra a una mujer en su última etapa de la vida de manera real, resaltando aspectos de su cuerpo marcado por el tiempo, pero también mostrando cómo no tienen miedo de exponer una nueva imagen de mujer al mundo. Un ejercicio de reconocimiento y apreciación del cuerpo femenino en la vejez a través del lente del cine. Referentes que deberían ser más comunes en este y otros medios culturales.


Sin embargo, cada vez más es posible evidenciar mujeres que deciden romper con estos estigmas hacia el cuerpo en la vejez y reflexionar sobre los convencionalismos de la belleza femenina y la reivindicación de otras formas de apariencia. Dora Franco es una artista colombiana que en 2005 decidió hacer el mismo ejercicio que las Chicas del Calendario. Lo llamo Mujeres sin fecha de vencimiento y en él once famosas colombianas entre 50 y 60 años posaron desnudas. El objetivo de este calendario era derribar las narraciones sobre el cuerpo femenino impuestas por la publicidad y el mercado capitalista y resaltar que una mujer después de los 50 igualmente puede ser hermosa.


Por último, me gustaría resaltar la estética manejada en la película para referenciar a la mujer y la vejez. Un elemento muy interesante que se encuentra tanto en la narrativa como en las imágenes son las flores, específicamente, los girasoles. Este elemento se convierte en el símbolo de la mujer y de la vitalidad de su vida. En la película John lo expresa a través de su última carta: “Las flores de Yorkshire son como las mujeres de Yorkshire. Cada etapa de su vida tiene su propia hermosura, pero la última es la más gloriosa de todas. (…) No hay nada en este mundo que represente mejor la vida que los girasoles. No importa donde esté la luz, ni que tan débil sea, estas flores van a encontrarla y eso es algo realmente admirable”. John en este fragmento relaciona a la mujer con el girasol y compara la vitalidad que estas flores simbolizan, con las mujeres es su vejez. Se asocia la flor marchita desde una mirada de belleza y admiración, en el que se reconoce y acepta las marcas del tiempo en sus pétalos como una etapa más de vitalidad. Un mensaje que la película busca exponer en toda su historia. Es por esto que, en el transcurso de la película, vamos a observar girasoles en diferentes lugares y situaciones, pero siempre junto a las protagonistas de nuestra historia, como un recordatorio de que la mujer, su cuerpo y la vejez son todos igual de bellos y gloriosos.




 

Por: Dafne Ovalle

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