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El radioteatro en Colombia:

El Uniandino

Un breve recorrido por su historia y reactivación en el escenario del post-confinamiento


Recuerdo que hace unos años le pregunté a mi papá qué hacía para entretenerse en su niñez, teniendo en cuenta que para ese entonces no existían la cantidad de dispositivos electrónicos con los que hoy en día contamos. Mi papá me respondió que, en las tardes, después del colegio, mientras llegaba el momento de encender los televisores para disfrutar de la corta franja televisiva en compañía de mis abuelos, encendía la radio para escuchar las aventuras de un personaje llamado Kalimán y su pequeño compañero Solín. También recuerdo que, en una oportunidad, mi abuela paterna me comentó ciertas anécdotas de los personajes que figuraban en El derecho de nacer, la primera radionovela que fue transmitida en el país a través de la emisora Nuevo Mundo, matriz de la cadena Caracol. Esta exitosa historia, creada por el padre de la novela radial cubana Félix B. Caignet, arrasó en sintonía en diferentes países latinoamericanos, en dónde llevó a que los radioescuchas modificaran sus horarios y costumbres para no perderse los pormenores de una historia en la que se tocaban y desarrollan temáticas tabúes para la época tales como el racismo, el aborto o el cáncer.


Personalmente, la imagen de esa generación de los años 50 y 60, que todos los días a la misma hora encendía la radiola de su casa para escuchar un nuevo capítulo en la historia de un superhéroe o para seguir de cerca la melodramática vida de Albertico Limonta, siempre me ha resultado fascinante. A nivel técnico y de producción me han llamado la atención los recursos, el ingenio y la logística que hay detrás de este tipo de formatos al momento de reproducir aquello que Jesús Antonio Chávez denomina, en su tesis El radioteatro en Colombia (1935-1975), el “espectáculo sonoro” en los programas de radiodifusión.


En Colombia el radioteatro abonó el terreno para que formatos de entretenimiento como la radionovela y la telenovela prosperaran posteriormente en los medios de comunicación masiva. Desde 1940 y durante las tres décadas siguientes el radioteatro fue uno de los principales componentes de la Radio Nacional de Colombia, radio Sutatenza y la HJCK, en donde fue aprovechado como un “recurso eficaz para presentar a la audiencia versiones dramatizadas de diferentes temas y aunar educación y entretenimiento”, como se alude en el artículo Un pasado que se escucha. Uno de los temas recurrentes en los radioteatros está relacionado con hechos de carácter histórico, de El Tiempo. En este punto vale la pena recordar la función social que a mediados del siglo XX cumplió la radio nacional, y en especial Radio Sutatenza, dentro del proceso de formación de miles de colombianos. Sorprendentemente, la creación y el sostenimiento de la Radiodifusora Nacional por parte del Estado impulsó la democratización de la cultura y la educación en los territorios rurales del país a partir de la transmisión de “contenidos educativos y culturales (…) orientados por artistas, intelectuales o educadores”, como mencionan las investigadoras Janneth Aldana y María del Pilar Chaves en la ponencia La “época dorada” del radioteatro y el desarrollo del teatro moderno en Colombia.


Para Aldana y Chaves, investigadoras del tema, en este contexto, el radioteatro se constituyó como uno de los principales centros de formación y experimentación del arte dramático en Colombia, que posteriormente serviría de base para el florecimiento del teatro moderno en el país. Después de todo, el formato de presentación radial exigió un proceso de transformación y adaptación de los textos, la ambientación y la interpretación por parte de artistas, directores y personal técnico. Cabe mencionar que el auge de este formato de entretenimiento también permitió que un buen número de actores finalmente encontraran en el radioteatro un espacio para explotar su talento teniendo en cuenta que, para ese entonces, los escenarios eran escasos y los pocos que existían difícilmente se prestaban.


En su momento el radioteatro fue tan exitoso entre la audiencia colombiana que la mayoría de las emisoras contaban dentro de su parrilla de programación con este tipo de formatos. Incluso, algunas emisoras llegaron a crear estudios de grabación con suficiente espacio para realizar transmisiones en vivo frente a decenas o cientos de invitados. En este punto algunos de ustedes se preguntarán en qué reside el encanto del radioteatro. En síntesis, se trata de un formato de representación artística en el que se recrean mundos imaginarios y reales a través del recurso de la voz y los efectos sonoros. En ese sentido, el formato del radioteatro supone un reto a nivel interpretativo y de dirección, ya que se debe transmitir a través de los sonidos el universo de las emociones y sensaciones que se cuentan a lo largo de un relato. Para estimular la imaginación de los radioescuchas, el nivel de coordinación entre el elenco y el técnico de sonido debe ser impecable. Por esta razón, en el proceso de adaptación de los guiones para radioteatro, hay indicaciones específicamente dirigidas al equipo de producción sonora para que intervenga de manera acertada en medio de los diálogos.


En la actualidad, los sonidos de la cotidianidad, como la apertura de una persiana, el taconeo, o el sonido de un animal se pueden descargar del internet. Sin embargo, en la primera mitad del siglo XX, estos sonidos eran reproducidos en vivo mediante una mesa de efectos o una caja de ruido. En ambos casos se trata de objetos que son ingeniosamente seleccionados y manipulados para contextualizar de manera sonora un ambiente, un espacio o una situación.


Dentro de los programas de radioteatro que se emitieron en diferentes emisoras del país el Radioteatro dominical se constituyó como el programa de mayor audiencia de la Radio Nacional. Bernardo Romero Lozano, uno de los fundadores de la Radio Nacional de Colombia en 1940, ejerció los cargos de director y actor del grupo de radioteatro de la emisora, cuyo trabajo llegó a modernizar y nutrir el panorama cultural del país durante las turbulentas décadas centrales del siglo XX. Romero Lozano, junto con José Pulido Téllez, se encargó de transmitir obras de autores colombianos –entre las que se destacan Chopin de Oswaldo Díaz Díaz, Anarkos de Guillermo Valencia o A la diestra de dios padre de Tomás Carrasquilla–, así como obras clásicas y de vanguardia reconocidas a nivel mundial –tales como Edipo Rey de Sófocles, El primer destilador de Tolstoi, Electra de Hugo Von Hofmannsthal, Bodas de sangre y La zapatera prodigiosa de García Lorca, El Rey Lear, Macbeth y Otelo de Shakespeare, y El proceso de Franz Kafka, entre tantas otras–. Adicionalmente, también se transmitieron obras relacionadas con temáticas asociadas a la historia nacional y a personajes representativos de la época de independencia, tales como Vida y tiempos de Antonio Nariño, Noche buena en el campamento patriota en los llanos de Casanare, El zapatero soldado, El mariscal Sucre, etc.


Cuesta entender cómo en la segunda mitad del siglo XX comenzó a desdibujarse el éxito del radioteatro en Colombia. Aldana y Chaves atribuyen a la monopolización y privatización de las emisoras radiales el declive de este formato de entretenimiento. Para las autoras, los programas de concurso, las radionovelas, las transmisiones deportivas de la Dimayor, y “La Vuelta a Colombia” fueron algunos de los programas creados para capturar la atención de un mayor número de radioescuchas. Por desgracia, en este tipo de programación no hubo cabida para la transmisión de los clásicos de la literatura mundial, las obras de artistas colombianos, las novelas históricas ni la poesía.


Sin embargo, en la última década del siglo XXI, instituciones y grupos de teatro han llevado a cabo diferentes iniciativas para revivir este ingenioso y fascinante formato de interpretación artística en diferentes escenarios. Por ejemplo, en el año 2012, en el marco del Festival Iberoamericano de Teatro, RTVC rindió un homenaje a todos aquellos artistas que 58 años atrás habían participado en el lanzamiento de la producción de Edipo Rey para radioteatro. En el año 2017, el director de teatro Rafael Sánchez se aventuró a realizar la adaptación de uno de los clásicos de la literatura colombiana, En la Diestra de Dios Padre, para presentarla en el Teatro Al Aire libre La Media Torta –desde abril de 2020 sus capítulos están disponibles en sus redes sociales–. En el 2018 el Teatro Colón rindió un homenaje al Siglo de Oro español mediante la adaptación para radioteatro de una de las obras más representativas de Lope de Vega: El perro del Hortelano. En 2019 la Corporación Changua, con el apoyo de la Alcaldía de Bogotá, realizó el lanzamiento de una serie podcasts en los que presentó la adaptación de seis obras del Maestro Luis Enrique Osorio y analizó el contexto de la Bogotá de mediados del siglo XX. Este año, la Sala Mallarino del Teatro Colón nuevamente vuelve a ser escenario del radioteatro para rendir homenaje a tres dramaturgos y directores colombianos a partir del lanzamiento de sus principales obras en Spotify, Apple Podcast y Spreaker: Maravilla Estar, La Siempreviva y Toque de queda.


En el escenario del post-confinamiento, el radioteatro se ha convertido en una de las apuestas multiformato del laboratorio de residencias artísticas Sin Puertas –ganador de la Beca de fortalecimiento a proyectos de gestión en el campo teatral de Idartes 2020– y los intermediarios culturales de Pop-up Art, que buscan fortalecer el ecosistema escénico y dramatúrgico de Bogotá mediante dos puestas en escena y un recorrido sonoro por algunos barrios de Chapinero. Con este proyecto, el equipo busca impulsar una nueva generación de jóvenes creadores, llevar el microteatro al sector de Chapinero y reactivar la confianza dentro de la emergencia sanitaria. “Chapinero sin puertas” es una propuesta que, por un lado pretende sacar el teatro de las instalaciones de las salas y, por el otro, permitir que la comunidad se acerque a su barrio a través del teatro. Adicionalmente, se espera reactivar los espacios artísticos y los proyectos escénicos de la localidad, así como generar alianzas estratégicas con diferentes compañías para darle mayor visibilidad a este sector de la ciudad.



*Para conocer más acerca de esta propuesta multiformato en la localidad de Chapinero, pueden visitar las redes del Teatro de Garaje o de Pop-Up Art.


 

Por: Paola Andrea López Lara



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