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Nos equivocamos. La columna de opinión que publicó El Uniandino escrita por Juan Esteban Quintero (pseudónimo) el martes 9 de febrero nunca debió ser publicada en los términos que lo hizo. Su trato ligero del lenguaje, el uso de la caricaturización en un tema tan sensible y en general el abordaje de su argumento fue revictimizante y violento, y es nuestra culpa que ese texto hubiera visto la luz.
Nuestro espacio, antes que cualquier otra cosa, es un espacio seguro para nuestros integrantes y para cualquier persona en general, por lo que un texto donde las víctimas de abuso se tratan como una estadística más, solo en aras de favorecer un argumento, no tiene cabida en nuestra plataforma. Nos disculpamos por los daños que la publicación pudo causar y asumimos nuestra responsabilidad no solo en lo sucedido, sino en garantizar que no vuelva a suceder.
Como les contamos en la editorial que publicamos el miércoles, en la última semana hemos tenido un proceso de revisión intenso para asegurar que las medidas que tomemos hacia el futuro garanticen que este episodio no se vuelva a repetir. Hemos tenido reuniones abiertas con todos los integrantes del periódico, pero también con expertas en diversas áreas para que nos dieran luz sobre las mejores formas de proceder.
Lo que les vamos a compartir a continuación es un breve recuento de los errores cometidos y los resultados de las discusiones posteriores.
Lo que salió mal
Por un error humano la columna de opinión no siguió los protocolos establecidos para los contenidos sensibles, pensados justamente para que esto no sucediera. Por ejemplo, la columna nunca llegó al Comité Editorial ni pasó por manos de nuestra directora, como indica el procedimiento. Esta falla provocó otras que agravaron la situación. Por este motivo la columna nunca debió ver la luz, se había roto el proceso editorial.
Por suerte, este no es un error sistemático. En otras ocasiones hemos publicado todo tipo de contenidos sensibles que, siguiendo nuestro protocolo editorial, han mantenido su alto estándar de calidad. Y, como en cualquier medio en el mundo, sin importar su tamaño, equivocarse sucedería tarde o temprano. Lamentamos profundamente el error y la continuación de un patrón de normalización de la violencia, pero también es cierto que no es representativo de la actividad del periódico ni de sus integrantes.
En cambio, la respuesta a la equivocación sí habla sobre lo que somos. Por eso queremos explicar a profundidad las tres medidas que vamos a tomar para reducir al mínimo las posibilidades de que un episodio similar vuelva a suceder.
Los cambios que vienen
1. Creación de un Comité de Ética con perspectiva de género.
Vamos a crear e incluir en el proceso editorial a un comité de ética con perspectiva de género para trabajar activamente en la identificación de violencia, acoso, maltrato y revictimización en todo el contenido que publicamos, sea producido por miembros del periódico o no. Esta idea surge después de consultar a dos expertas en periodismo, género y libertad de expresión.
Además, dicho comité estará al tanto de los procedimientos e interacciones internas para capacitar y valorar que el funcionamiento del periódico sea acorde a nuestro compromiso de ser un espacio seguro para sus colaboradores y en general para cualquier persona, y de tener una aproximación comprensiva de la perspectiva de género de manera transversal en todas nuestras actividades.
El comité de ética con perspectiva de género tendrá la participación de miembros del comité editorial y de expertas en género. En todo caso, nuestros esfuerzos por aplicar íntegramente el protocolo editorial y respetar rigurosamente el procedimiento de publicación de contenidos sensibles seguirá siendo una prioridad.
2. Vamos a incorporar al periódico a una experta en periodismo y género.
Reconocemos que el comité editorial no cuenta con la formación ni experiencia para abordar e identificar las dimensiones problemáticas de cierto contenido que podría ser potencialmente violento, abusivo y revictimizante. No solo hablamos de este caso, donde era claro el problema en este sentido, sino que estamos pensando también en el futuro, donde podría haber expresiones más grises sobre las que nuestro criterio no sea suficiente.
Por esta razón, abriremos un cargo dentro del periódico para que lo ocupe una persona con la capacidad de orientarnos en la búsqueda activa de potenciales problemas con nuestro funcionamiento. Esta persona será contratada de hacer falta y hará parte del comité de ética con perspectiva de género.
3. Se reforma la sección de Opinión, entretanto será suspendida.
Cuando se fundó El Uniandino, la sección de Opinión se creó con el propósito de responder a un fenómeno que estudiábamos en nuestras clases de medios, pero que también veíamos desenvolverse cada vez con más fuerza en la realidad universitaria: las burbujas de opinión.
La inesperada victoria de Donald J. Trump en Estados Unidos, a pesar de su decadente historial público de abusos, la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil, a pesar de sus posturas abiertamente misóginas y, para no ir más lejos, la sorpresiva victoria del NO en el plebiscito colombiano del 2016, a pesar de la documentada campaña de desinformación, nos preocupaban y nos hacían preguntar por el rol de los medios de comunicación y las cámaras de eco.
En Los Andes vimos que sucedía algo parecido: los grupos que se aislaban con un mismo discurso venían creciendo, generando ideas ante una tribuna que solo las halagaba y las iba propagando sin que en otras esferas se dieran cuenta. De eso se trataba, en últimas: vivíamos en universos cada vez más personalizados, donde creíamos entender el ambiente y la opinión pública hasta que sucedía algo -muy tarde- que rompía esa ilusión: Trump, Bolsonaro, el NO.
Así, con la intención de revertir el fenómeno en nuestra comunidad, nos parecía fundamental traer a las voces de diferentes burbujas, para que sus opiniones pudieran ser criticadas y para que pudiéramos advertir con tiempo cuál era la dirección que estaba tomando la comunidad antes de que fuera muy tarde.
Dicho esto, hoy debemos admitir que nuestro propósito ha fracasado. A pesar de nuestros esfuerzos, después de revisar extensamente la dinámica en la comunidad y la circulación de nuestras columnas de opinión y su respuesta, hemos identificado que bajo el formato vigente no hemos logrado crear un espacio seguro de diálogo y confrontación de ideas. Parte del problema, por supuesto, es que hemos fallado en ponderar al momento de elegir entre mostrar opiniones distintas y proteger a la comunidad de ataques injustificados. Una tarea que, por todo lo demás, es muy compleja y queremos abordar a fondo con las sugerencias, críticas e ideas del comité de ética antes planteado.
Por esta razón hemos decidido reformar nuestra sección de opinión, con miras a crear un formato que sí satisfaga la necesidad de debate que permanece vigente. Mientras tanto, la sección será suspendida hasta que tengamos un espacio seguro que logre confrontar las ideas y las opiniones de la comunidad diversa a la que pertenecemos. Las únicas columnas que serán publicadas son las que estaban dentro de la planeación para el momento de esta publicación, por respeto al trabajo de los columnistas invitados.
El Uniandino
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