El 16 de noviembre de 2021, José Luis Socarrás se posesionó como decano en la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural de la Universidad Externado de Colombia. Socarrás, quién es arqueólogo de la Universidad Nacional, llegó a ocupar la silla de la decanatura después de haber sido profesor en el Externado por varios años y director del departamento de arqueología de esta universidad.
Desde el primer momento, su elección fue controversial entre los miembros de la comunidad universitaria externadista. Varios exprofesores y estudiantes del Externado han levantado serios señalamientos en contra de Socarrás que van desde actos de acoso laboral y discriminación, por un lado; por el otro también lo han acusado de debilitar la facultad en el año y medio que lleva en el cargo. De hecho, este periódico conoció los casos de varios estudiantes que han interpuesto peticiones ante la rectoría de la universidad y el Ministerio de Educación, quienes argumentan que no han podido graduarse por la salida masiva de profesores y la falta de catedráticos que puedan dirigir sus tesis de grado.
El nuevo decano
La Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural fue fundada en 1992 a través de un convenio suscrito por El Externado y el Instituto Colombiano de Cultura. Desde 1994 empezó a formar profesionales en conservación y restauración. Si bien es una facultad pequeña, su importancia reside en la importancia de sus programas únicos a nivel de pregrado: arqueología y conservación y restauración de patrimonio cultural mueble.
El 15 de marzo de 2021 fue elegido Hernando Parra Nieto como rector de la institución. Desde su llegada al cargo, los decanos en cada facultad han ido cambiando —como era de esperarse con la llegada de un nuevo liderazgo. Para ello se han implementado procesos que pretenden democratizar la elección de altos cargos en la institución, como la realización de consultas no vinculantes, entre profesores y estudiantes, para conocer a quién preferían estos para ocupar estos empleos en sus respectivas facultades.
En el caso de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural este procedimiento no se llevó a cabo entre los estudiantes. Solo se hizo una reunión donde se dialogó con el cuerpo docente. El 10 de septiembre del 2021 el rector emitió una resolución explicando que las consultas que precederían la elección del nuevo decano se realizarían solo entre el profesorado.
Varios estudiantes de la facultad de patrimonio, que se sintieron invisibilizados por esta decisión, decidieron realizar sus propias votaciones autónomamente. Los resultados, según el documento compartido a El Uniandino, fueron los siguientes:
William Gamboa (42 votos)
Angélica Triana (33 votos)
Manuel Salge (24 votos)
José Luis Socarrás (9 votos)
Los resultados de las votaciones estudiantiles, —en las que participaron más de 100 estudiantes— evidencian que Socarrás no gozaba de mucha popularidad entre los estudiantes de la facultad que luego tendría que dirigir. Sin embargo, los comicios estudiantiles ni siquiera tuvieron un valor simbólico ante las directivas y parecen no haber influenciado mucho en la decisión que tomó el rector Parra a la hora de ungir a Socarrás como decano.
“La cacería”
Tras la llegada de Socarrás a la decanatura, se difundió a principios de este año en la universidad un manifiesto anónimo, en el que se denunciaba la mediocridad en la gestión administrativa del nuevo decano. En este se le señaló de despedir injustificadamente a profesores con opiniones diferentes y de abandonar los programas de posgrado de la facultad. Además, el manifiesto también señalaba que Socarrás habría incurrido en actos de acoso y hostigamiento. Al manifiesto anónimo también se sumó una carta anónima dirigida al rector y al comité directivo de la universidad, en nombre de los egresados de la facultad, quienes manifestaron su rechazo frente la elección del nuevo decano. La carta, además de solicitar el reinicio del proceso de elección del decano, ponía de manifiesto que la elección iba en contravía de la opinión de profesores, estudiantes y profesionales del área.
El jueves 23 de febrero de este año se realizó un consejo ordinario de facultad, el cual inició con las palabras del decano Socarrás. Este puso sobre la mesa el tema del manifiesto anónimo difundido en la universidad. Allí Socarrás, según cuentan William Gamboa y Juan Pablo Ospina —exprofesores de la facultad de patrimonio del Externado y directores de carrera— los acusó con vehemencia de haber compartido y/o escrito el manifiesto anónimo.
El profesor Juan Pablo Ospina, exdirector del pregrado en Arqueología, decidió renunciar el 8 de marzo de 2023 a través de una carta dirigida al decano Socarrás y al Concejo de Facultad. Juan Pablo Ospina, antropólogo y doctor en esta misma disciplina de la Universidad de los Andes, trabajó como profesor en el Externado desde el 2020 hasta el 2023.
En su renuncia, Ospina dijo que los espacios laborales en la facultad de patrimonio se habían convertido en un entorno “hostil y amedrentador” con la llegada del nuevo decano. Además, haciendo referencia al consejo ordinario de febrero 23, dijo que en dicha reunión el decano “elevó drásticamente el tono de su voz, lo cual fue acompañado de expresiones físicas irrespetuosas e intimidantes”. Este periódico intentó contactarse con Ospina para conocer más detalles del episodio, pero este manifestó no querer hablar al respecto, y dar el tema por cerrado debido a lo traumática que le había resultado la situación.
A la salida de Ospina se sumó la renuncia de William Gamboa, quien fue el director del pregrado en Conservación y Restauración del Patrimonio Mueble. En su carta de renuncia, Gamboa señaló que los gritos y malos tratos por parte de Socarrás no contribuyeron a solucionar los problemas reales que tiene la facultad, problemas que desde hacía tiempo los directores de carrera le venían comentado al actual decano.
El Uniandino habló con seis exprofesores de cara a entender qué es lo que está pasando en la facultad de patrimonio. Varios de ellos —de los cuales la mayoría prefirieron hablar bajo reserva — coincidieron en que la publicación del manifiesto anónimo inició una “cacería de brujas” por parte del actual decano dentro de la facultad. Al respecto, José Luis Socarrás manifestó en entrevista con este periódico que jamás le ha “dicho a los profesores que ellos tienen que ver con el manifiesto”. Su versión contradice la que presentan las dos cartas enviadas por los directores de carrera que renunciaron a la facultad. Gamboa, por ejemplo, señaló sin ambages que fue “responsabilizado por el Decano de las situaciones que aquejan a los y las estudiantes (según la comunicación dirigida al señor Rector el 22 de febrero), entre las que se mencionan problemas de comunicación e inconformidad”.
Sin embargo, de lo que sí parece haber certeza es de que la Universidad adelantó una investigación para esclarecer lo sucedido con la difusión del manifiesto contra Socarrás para encontrar a los autores del documento. Así lo confirmó el mismo decano quien manifestó que: “existen indicios muy directos: nombres de personas asociadas con rastreo entre el correo anónimo que crearon y correos de la universidad”.
Adicionalmente, Socarrás expresó su convicción en el hecho de que fueron varios los profesores que escribieron y difundieron el manifiesto que lo criticaba, aunque luego aclaró que simplemente contaba con indicios para hacer este señalamiento. El decano también le confirmó a este periódico que Ospina “ante esos indicios, fue citado. No por una investigación, sino a que respondiera”. Dicha reunión sucedió el jueves 2 de marzo de este año y en ella estuvieron presentes José Fernando Rubio, quien es el secretario general de la universidad; una abogada de la universidad, y el director de tecnología de información de la institución.
Allí se le informó a Ospina que “se habían encontrado una serie de elementos que podrían relacionarme con la producción o difusión del anónimo en cuestión”, dijo el exprofesor en su carta de renuncia.
Por otro lado, la profesora Alessia Frassani, quien fue profesora de la facultad de Patrimonio, señaló que la situación actual por la que pasa la facultad es vergonzosa, y dijo que durante el semestre que trabajó en la facultad sí conoció los malos tratos de parte del decano a Juan Pablo Ospina. Otro ex profesor del Externado, Ricardo Borrero, que fue colega de Ospina, le dijo a El Uniandino que el decano también hacia comentarios homofóbicos contra el profesor, por cuenta de su orientación sexual. Esto también lo confirmaron seis estudiantes, quienes de forma independiente —y bajo reserva por miedo a represalias— le dijeron a este periódico que Socarrás había hecho comentarios discriminatorios en contra de Ospina.
Por su parte Socarrás manifestó no estar adelantando ninguna cacería de brujas y le dijo a El Uniandino que “cuando uno empieza a organizar la casa a la que a uno lo llaman a limpiar, pues se encuentra que hay manchitas en la pared, roturas de cosas que hay que ir arreglando. En ese arreglar hay personas que son resistentes al cambio”.
El desmantelamiento de la facultad
En el año 2022, según cuenta el decano Socarrás, la Facultad de Estudios del Patrimonio del Externado no logró obtener su registro calificado —una licencia que otorga el Ministerio de Educación a un programa académico que acredita que cumple con los requerimientos mínimos de calidad—, para el programa de arqueología. Ello le impidió a la facultad recibir estudiantes durante el segundo semestre de 2022, lo cual generó un impacto negativo en los ingresos de la facultad.
Sobre ello, Juan Pablo Ospina, Alessia Frassani y William Gamboa dijeron que el programa se quedó sin registro calificado porque la facultad no presentó a tiempo los documentos solicitados por el Ministerio de Educación para surtir el trámite. Socarrás argumenta por su parte, que la no renovación del registro sucedió por negligencia del Ministerio de Educación.
Lo cierto es que el departamento de arqueología no pudo recibir estudiantes por un semestre y con ello tuvo que sufrir el impacto económico que implica no recibir estudiantes nuevos. El Uniandino no tuvo conocimiento de algún otro programa de pregrado en El Externado que se hubiera quedado sin su registro calificado durante el periodo señalado.
Más allá de las fallas administrativas, existe una percepción de desmejora entre los estudiantes de la facultad de patrimonio frente a la calidad de los servicios que les presta su universidad y que incluso podría estar poniendo en riesgo su derecho a la educación.
Varios estudiantes, por ejemplo, le manifestaron a este periódico que se ha reducido el espacio con el que contaban para hacer sus investigaciones y laboratorios.
La facultad en su totalidad estaba ubicada al lado de la iglesia del barrio Egipto. Allí estaba su parte administrativa y los laboratorios de investigación.
Parte de la facultad fue sacada de allí para construir un gimnasio universitario. La parte administrativa se trasladó, pero los laboratorios no fueron habilitados de nuevo. “Nos quitaron laboratorios para arqueología. Nos quitaron talleres para conservación. Se redujo el espacio”, dice Camila Torres, estudiante de octavo semestre en arqueología de El Externado.
Además de la pérdida de los laboratorios, los estudiantes también han tenido que presenciar la partida de muchos de sus profesores. Según cifras de la decanatura, hasta el 30 de mayo de 2023 la facultad de patrimonio contaba con 30 profesores: 2 de tiempo completo, 12 de medio tiempo, 11 de hora cátedra y 5 de servicio (profesores que pertenecen a otras facultades). Según la propuesta de decanatura que presentó el mismo Socarrás en 2021 como parte de su candidatura, la facultad en ese entonces contaba con 46 profesores vinculados.
La disminución en la planta parece contradecir el mismo plan presentado por el actual decano, quien antes de ser elegido pretendía aumentar los profesores de planta y mejorar el ambiente laboral de la facultad, a través de mecanismos relacionados con la comunicación, el diálogo y la reparación. Ante la situación, el decano compara la facultad con una casa, desarreglada y sucia, que él llegó a limpiar. Por esta razón justifica haber despedido a varios profesores.
Las renuncias y despidos de varios profesores parecen haber afectado los procesos educativos de varios estudiantes de la universidad. Varios de ellos dicen haberse quedado sin un proyecto de investigación final —requisito necesario para graduarse— por cuenta de la partida de sus directores de tesis.
Los estudiantes huerfanos
Andrés Jaramillo es estudiante de último semestre de arqueología. Él estaba llevando a cabo sus investigaciones con la profesora Angélica Triana. La salida de la profesora hizo que Andrés tuviera que replantear todo su trabajo de grado, pues él estaba trabajando con material al que solo tiene acceso la profesora. Su caso no es el único. Angélica Niño, estudiante de último semestre en arqueología, también ha tenido que enfrentarse a la posibilidad de cambiar todo su trabajo de grado para obtener su título de arqueóloga por cuenta del despido de Triana. Al respecto, cuatro estudiantes de la facultad interpusieron derechos de petición ante la institución, pues veían vulnerado se derecho a la educación. Allí explicaron por qué la salida de la profesora que dirigía sus tesis se convirtió en un problema que aún hoy, en algunos casos, no ha tenido una respuesta contundente por parte del Externado.
Según estos, por cuenta de la salida de su directora de tesis, las investigaciones que habían avanzado como proyecto de grado fueron interrumpidas, y sin el acceso que les facilitaba su director, les es imposible continuar. Ante esto, pareciera que la única alternativa que tienen es empezar de nuevo desde cero, asumiendo los costos de tiempo y económicos que ello implicaría.
La obstaculización en el desarrollo y presentación de los proyectos de grado parece ser un problema que la facultad trae desde hace varios años. Esos problemas fueron señalados, en su momento, por el profesor William Gamboa. Ahora bien, con la salida de varios de los docentes, la facultad habría tomado la decisión de asignar nuevos directores de tesis arbitrariamente. Ese ha sido el caso de varios estudiantes, quienes ahora parece que no solo deben empezar de nuevo su trabajo de investigación, sino que deben hacerlo en “lo que toque”, como dice Camila Torres, estudiante de arqueología. La misma sensación la tienen Andrés Jaramillo y Angélica Niño.
“Este tipo de tropiezos no son nuevos, de hecho, se han venido presentando desde que José Luis Socarras era director del programa de Arqueología”, manifestó Andrés Jaramillo. Este estudiante cuenta que cuando decidió cambiar su tesis empezó a trabajar con otra profesora, la cual tuvo que renunciar debido a que le redujeron la cantidad de horas que podía dictar en la semana. Es decir, Jaramillo ha perdido ya a dos directoras de tesis por cuenta de sus partidas de la universidad.
La incertidumbre entre los estudiantes de la facultad aumenta con la salida de cada profesor, pues para los estudiantes ello podría implicar tener que cambiar las investigaciones que adelantaban actualmente.
“Los estudiantes de esta facultad, en su mayoría, queremos es graduarnos e irnos. No volver a saber nada más”, cuenta desesperanzada Camila Torres. Esta situación, según relata la misma Torres, le ha causado zozobra y malestar ya que ella dice sentirse “muy deprimida y desilusionada por no poder hacer lo que yo quiero con mi tesis de grado. Es terrible tener que hacer lo que toque o lo que haya”.
Al respecto, José Luis Socarrás le dijo a El Uniandino que solo es un estudiante el que no ha logrado graduarse. Su versión contradice directamente lo que han manifestado varios exprofesores, como Juan Pablo Ospina o William Gamboa, quienes han dicho que el déficit de profesores sí ha generado un problema frente a la acumulación de estudiantes que deben presentar sus tesis. El hecho de que 4 estudiantes hayan interpuesto un derecho de petición alegando no haberse podido graduar por cuenta de la desvinculación de profesores, también contrasta con lo manifestado por Socarrás. Al respecto, Andrés Jaramillo dice que las respuestas de la facultad han buscado dilatar el proceso sin dar una solución de fondo.
Mientras estudiantes y exprofesores apuntan a que lo que están pasando en la facultad de patrimonio es grave y señalan al rector como el culpable, Socarrás se ha mostrado renuente a asumir cualquier tipo de responsabilidad. De hecho, el decano le sugirió al periódico ser cuidadoso con lo que escribíamos y apuntó a que se estaba gestando una posible conspiración por parte de la Universidad de los Andes para aventajar al Externado, en la que el periódico podría estar siendo instrumentalizado. “Las universidades competimos entre nosotras. Ciertamente la Universidad de los Andes y su facultad de Arte y Humanidades, que acaba de sacar una maestría en Patrimonio Cultural con dos exprofesores nuestros, sabemos que tienen intereses”, apuntó Socarrás.
El Uniandino, vale la pena recordar, es una iniciativa esencialmente estudiantil que no está vinculada a los intereses reputacionales, económicos, políticos e institucionales de la Universidad de los Andes.
Por: Camilo Vargas
Comments