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El Uniandino

Inteligencia humana vs Inteligencia Artificial

Daniela Mateus es estudiante de Derecho con opción en Administración. Aquí su columna "Inteligencia humana vs Inteligencia Artificial". Para contestar la columna envíe su propuesta a periodicoeluniandino@gmail.com.



La empresa OpenAI fundada en 2015 en EE.UU por Sam Altma, dio a conocer en noviembre su nuevo sistema de inteligencia artificial, un robot virtual llamado ChatGPT, que a través de una conversación responde a una variedad de preguntas y realiza tareas o trabajos por escrito de manera coherente.


Tal como lo señala la BBC, después de cinco días de lanzamiento ChatGPT llegó a más de 1 millón de usuarios para que estos perfeccionaran el modelo mediante la interacción, ya que la compañía advirtió que el software aún "puede generar ocasionalmente información incorrecta o engañosa" y su historial de datos se limita a 2021. No obstante, este sistema tiene un refuerzo de aprendizaje a través de la retroalimentación humana, es decir que, a pesar de estos pequeños inconvenientes en la plataforma, este sistema no deja de tener como objetivo imitar las capacidades del ser humano y prever problemas.


Ahora bien, de acuerdo con el propósito y funcionamiento del ChatGPT surge el siguiente interrogante: ¿qué efectos tiene este sistema de inteligencia artificial en la educación y en la democracia?


El tiempo ha evidenciado una continua evolución de la educación, pues se ha pasado de libros y bibliotecas a computadores y buscadores, de clases presenciales a clases virtuales y de profesores a tutoriales. Todos estos avances han tenido sus ventajas y desventajas en el aprendizaje. Sin embargo, ¿qué pasaría si a todo lo anterior le sumamos un sistema que realice todas nuestras tareas y conteste de manera inmediata todas nuestras preguntas? la respuesta es simple, todas nuestras labores que sean realizadas por ChatGPT perderán valor.


Si bien es cierto -tal como lo afirma la Revista Internacional de Educación para la Justicia Social- que la colaboración, tiene valor coherente con el proceso educativo, pues es una estrategia para el desarrollo personal, colectivo e institucional, el asignar todo el trabajo a un sistema no es sinónimo de colaboración, tiene un impacto sustancialmente negativo al punto de que el individuo que utilice ChatGPT no solo perderá la propiedad intelectual de su trabajo, sino también perderá la autonomía.


En este sentido, la inteligencia humana se encuentra totalmente afectada y limitada por la inteligencia artificial, ya que esta última no permite que las capacidades cognitivas humanas se desarrollen y le otorguen a cada persona una autonomía. Por lo tanto la inteligencia artificial se ocupa de crear sistemas que se asocien con la conducta e inteligencia humana, más no que estás conductas mejoren. En consecuencia, a pesar de que la inteligencia artificial como Chat GPT es una herramienta que da resultados positivos a problemas, realmente no cumple una función de enseñanza, al contrario, no permite que el ser humano desarrolle: la creatividad, el sistema cognitivo y su libertad a través de su conocimiento. De hecho, el neurocientífico Álvaro Machado Días afirma que “la creatividad surge de combinaciones que son a la vez inusuales y relevantes. Como los algoritmos son dispositivos para generar combinaciones, se espera que el impulso creativo se reduzca.”


De ahí que, si esta inteligencia artificial no se regula en el ámbito más esencial para el desarrollo humano -la educación- cada individuo no solo perderá sus capacidades intelectuales sino también perderá la capacidad de cuestionar y criticar la realidad, pues no tendrá otra información que la ofrecida por el sistema artificial, el cual es controlado por algoritmos, que llegan a expresar el sesgo de aquellas personas que los crean.


Si se analiza lo anterior, la inteligencia artificial como el ChatGPT, eventualmente, podría llegar a debilitar la democracia, ya que como asegura Yuri Lima investigador del Laboratorio del Futuro de la Universidad Federal de Río de Janeiro “el desconocimiento de las fuentes dificulta reconocer sesgos o incluso mentiras, como en las noticias falsas" lo que puede llegar a manipular la libertad y las decisiones en épocas electorales.


En suma, sin una regulación de la inteligencia artificial y en específico sin regulación del ChatGPT, la educación estaría en peligro, pues se reduce el desarrollo cognitivo y la creatividad y no se forma criterio a través de la investigación, por lo que se crearían sesgos a través de la reducida información brindada por el sistema y por patrones algorítmicos, lo que haría que la educación dejase de ser una prioridad para la construcción del ser humano y su desarrollo personal.


 

Por: Daniela Mateus, Estudiante de Derecho, con opción en Administración. Me encanta contribuir con el debate público, especialmente en temas de sociología, cultura y política.


***Esta columna hace parte de la sección de Opinión y no representa necesariamente el sentir ni el pensar de El Uniandino.

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