Al tiempo que el país atraviesa la ola del COVID-19 más prolongada y más devastadora, el número de vacunados diarios rompe récords. En ese contexto, impulsada por presión externa y con algunos problemas iniciales, la vacunación para profesores y personal administrativo de las universidades ya empezó.
En Los Andes, aunque existe incertidumbre sobre la sostenibilidad de las clases presenciales del próximo semestre, los progresos en la vacunación plantean un panorama positivo para un mayor nivel de presencialidad.
Concretamente, se prevé que para el segundo semestre de este año todos los empleados de la universidad estarán vacunados, y las proyecciones hasta este momento indican que la mitad de las secciones serán semipresenciales, con un campus atendiendo al 50% de su capacidad.
El Uniandino le cuenta los detalles.
Las ansias y la incertidumbre del regreso
“Lo más complejo ha sido ver que mi carrera sigue avanzando, voy para cuarto semestre y solamente pude disfrutar dos meses el campus”, le dijo a El Uniandino Alexandra Sanjuan, estudiante de derecho de la Universidad de los Andes. Desde que empezó la pandemia, ve las clases virtualmente desde su casa, en Barranquilla. Para el segundo semestre del 2021, como muchos otros, Sanjuan tiene la ilusión de regresar a la universidad, aunque no está segura de que eso vaya a suceder: “Me genera mucha incertidumbre que se presente otro pico y la universidad decida seguir virtual”.
Y su duda tiene fundamentos serios, dada la disparidad entre las intenciones de la universidad por regresar al campus y lo que finalmente ha sucedido.
En el transcurso del semestre pasado, hubo por lo menos cuatro fechas tentativas para regresar a las aulas de forma controlada, pero solo la primera se materializó de forma parcial en cinco semanas de clases presenciales: desde el 15 de febrero hasta el 19 de marzo.
Desde entonces, la universidad decidió mantener las clases virtuales con intentos esporádicos fallidos por regresar al campus que fueron influenciados por la situación epidemiológica de la ciudad, disposiciones de la alcaldía y las recomendaciones de un comité de expertos dentro de la misma institución.
En su máximo punto, según la vicerrectora académica Raquel Bernal, a la universidad asistieron 2 mil estudiantes en un día, mientras el aforo máximo permitía hasta casi 6.5 mil de los 18.5 mil estudiantes con los que cuenta Los Andes.
Hoy en el país persiste un tercer pico prolongado de contagios y muertes por el COVID-19. Desde mediados de marzo, cuando empezaron a subir las muertes, se han presentado más del 40% de los fallecimientos, que hoy llegan a 104 mil. A partir de entonces, los números de casos y contagios no caen. En la última semana se han reportado más de 600 muertes cada día, mientras en el segundo pico apenas se rozaban las 400. Por su lado, los casos positivos rompen récords por encima de los 30 mil.
Lo anterior se enmarca en un contexto internacional que, como han explicado diversos expertos en los últimos meses, ha visto un pico en las cifras relacionadas con la pandemia por diferentes factores: la circulación de variantes más contagiosas, la reactivación económica y, en el caso colombiano, el ritmo de la vacunación y del testeo de casos positivos.
Estas perspectivas podrían desincentivar los planes de regreso al campus. Para estudiantes que viven fuera de Bogotá, como Sanjuan, volver a la presencialidad implica un aumento en gastos económicos, que podrían no verse compensados si luego se deciden cancelar las clases presenciales por la situación epidemiológica.
“A mi familia le angustia que quizás me pueda enfermar o que me quede encerrada [...] y que no valga la pena el esfuerzo para sostenerme en Bogotá”, nos dijo la estudiante. Lo mismo opina Sergio Franco, estudiante primíparo de ingeniería de sistemas: “Sí pienso ir a Bogotá el próximo semestre, pero depende de qué tan sostenible sea la presencialidad, que a la semana no nos manden otra vez para la casa”.
La vacunación pinta bien
En cualquier caso, el escenario para el próximo semestre es distinto gracias a los avances en vacunación —tanto a nivel nacional como para el personal de la universidad—, y a la actitud del gobierno guiada hacia la reactivación. “Si bien se dice que es posible que exista un cuarto pico, es probable que este no sea tan pronunciado porque ya está la vacunación”, le dijo a El Uniandino la médica anestesióloga y epidemióloga Maribel Arrieta.
En Colombia, la vacunación ha tenido una tendencia creciente. En la última semana se aplicaron casi 2.3 millones de vacunas, 328 mil en promedio por día. Solo la semana anterior el promedio diario era de 258 mil. En total, un 21.6% de la población ya tiene al menos una dosis, según datos del Ministerio de Salud y del DANE.
De hecho, la vacunación para los empleados de la universidad ya arrancó.
Inicialmente, los profesores y el personal administrativo de las universidades no estaban priorizados en el Plan Nacional de Vacunación. El 19 de abril, Dolly Montoya, rectora de la Universidad Nacional, solicitó al gobierno mediante una carta que este sector se incluyera en la etapa tres del plan. Días más tarde, el gobierno así lo hizo. El 8 de mayo, el Ministerio de Salud modificó el decreto 466 de 2021, donde incluyó en la etapa tres a “los docentes, directivos, personal de apoyo logístico y administrativo de las Instituciones de Educación Superior”.
Las universidades entonces debían enviar los listados con las personas priorizadas para que las registraran en el portal Mi Vacuna. Según le dijo a El Uniandino Karina Ricaurte, directora de Gestión Humana y Organizacional de Los Andes, el pasado 21 de mayo la universidad envió dichas listas, que incluían a más de 6.3 mil personas.
“Están incluidas todas las personas que tengan alguna vinculación con la universidad independientemente de si son temporales o de medio tiempo”, nos dijo Ricaurte. Eso abarca a todos los profesores, asistentes graduados, instructores, todo el personal administrativo y “las personas de los restaurantes, de las concesiones, de los cafés, todo el equipo de servicios generales y de seguridad”.
Es decir, la priorización comprende a toda la comunidad excepto a los estudiantes. “Para que cualquier persona con la que tenga que interactuar un estudiante esté incluida”, añade la funcionaria.
Aunque la vacunación para el personal universitario tuvo un inicio atropellado, con un retraso de una semana para que se hiciera efectiva la priorización, y a veces con filas de hasta ocho horas en los puntos de vacunación, actualmente todo parece indicar que la operación se ha regulado. Según Ricaurte, “antes de un mes estaremos listos”. Es decir, la universidad espera que antes del inicio del próximo semestre todo su personal esté vacunado. Sin embargo, la directiva no informó hasta el momento qué porcentaje de los empleados han sido vacunados exactamente.
Sobre los alumnos, hace unos días la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN) le envió una carta al presidente Duque pidiéndole priorizar a los más de 2.4 millones de estudiantes de las universidades. “Como el plan de vacunación va tan rápido y ya comenzó la etapa cuatro, los jóvenes seguramente van a ser vacunados muy pronto”, mencionó al respecto Ricaurte.
Acerca de si existe la posibilidad de que la universidad compre vacunas, la funcionaria señaló que por ahora están apegados a las directivas del Plan Nacional de Vacunación.
Los planes de presencialidad para el 2021-2
Con todo, si la vacunación avanza idealmente, habrá un panorama positivo para el regreso a los salones. “Basados en la evolución de la vacunación, sí se puede ampliar la presencialidad en las universidades” dice la epidemióloga Arrieta.
La vicerrectora académica Raquel Bernal nos respondió por medio de correo electrónico que para el 2021-2 “el 51% de todas las secciones de la cartelera académica serán semipresenciales, es decir, cerca de 3 mil secciones”. El semestre pasado hubo 2 mil secciones semipresenciales. Según Bernal, los números para el próximo semestre aún están en conciliación: “anticipamos que la semipresencialidad podría ser más alta”.
“En este momento debemos cumplir con un distanciamiento de un metro en vez de dos metros, que era la norma vigente durante el 2021-1”, le contestó la vicerrectora a El Uniandino. Esto indica que habrá mayor nivel de presencialidad: “El aforo permitido está un poco por encima del 50% dada la nueva normativa”. El semestre pasado se permitía hasta un 35%. Por su lado, la alcaldesa Claudia López ha dicho que el sector de las universidades “no va a tener limitaciones de horario de ingreso o salida”, como sucedió el período académico anterior.
Frente a la pregunta de si la universidad suspenderá las clases cuando se presente una situación parecida a la del semestre pasado, la vicerrectora nos dijo que la universidad “se acogerá a las disposiciones de las autoridades locales y nacionales, según vaya evolucionando la situación epidemiológica”. Para Arrieta, por su parte, debido a los avances en la vacunación y a los costos en el aprendizaje, “la opción de cerrar la universidad no sería tan favorable, se pueden hacer otras cosas: alternancia, extremar medidas bioseguras y una mayor vigilancia”.
Aunque dependerá de la evolución de la pandemia, la actitud de las autoridades gubernamentales favorece también un mayor nivel de presencialidad para el otro semestre. Esto sucede en el marco de la flexibilización de medidas plasmadas en la resolución 777 del Ministerio de Salud, que propende por “reactivar las actividades de todos los sectores donde se desarrolla la vida cotidiana”. Y también por la postura del Ministerio de Educación a favor de retornar a las aulas: “Volver a los espacios académicos presenciales, como parte integral del proceso formativo, el desarrollo psicosocial y la salud mental de nuestros jóvenes, no da más espera", dijo la ministra María Victoria Angulo.
Con respecto a la seguridad biológica, la universidad recibió en mayo la certificación Sello de Bioseguridad del Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación (Icontec). “Esto es muy importante porque nos da tranquilidad de que los procedimientos son adecuados y cuidan a nuestra comunidad”, nos dijo la vicerrectora Bernal. Además, entre septiembre de 2020 y junio de 2021 se hicieron cerca de 5 mil pruebas de COVID-19 a miembros de la universidad, de las cuales 340 resultaron positivas.
Una mayor oferta de cursos semipresenciales, los avances en la vacunación y los protocolos de bioseguridad, despejan parte de la incertidumbre sobre el próximo semestre que tienen los estudiantes, especialmente de aquellos que viven por fuera de Bogotá, como Franco y Sanjuan. Ambos esperan volver: “En Bogotá voy a poder disfrutar la vida universitaria, hacer más relaciones sociales, conocer nuevas personas, avanzar en mi carrera y disfrutar de la universidad”, termina diciendo la estudiante de derecho.
Por su parte, Bernal y Ricaurte afirman que la universidad está preparada y expectante por recibir a los estudiantes. “Para los estudiantes es importante el regreso para su proceso de aprendizaje y para su bienestar”, añade la vicerrectora académica. “A pesar de todo, me quedo con la presencialidad porque es como uno ha estado siempre, uno sabe todos sus beneficios, esa es la normalidad”, concluye el estudiante Franco.
Por: Santiago Amaya Barrantes
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