Daniela Álvarez Gallo, es miembro de La Universidad más Pública y expresidente del Consejo Estudiantil Uniandino. Aquí su columna "Pliego de peticiones: cumplido sólo en un 48% después de dos años de acordado." Para contestar la columna envía tu propuesta a preiodicoeluniandino@gmail.com.
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Muchas personas de la comunidad uniandina no saben que existe un pliego de peticiones estudiantiles que lleva dos años entre discusiones, avances e incumplimientos por parte de la universidad. Para seguir en la titánica tarea de sacar adelante sus puntos, el sábado 27 de junio se eligió en la asamblea del Consejo Estudiantil Uniandino (CEU) la nueva dirección del Comité de Seguimiento. Quedó a cargo de María José Muñoz, miembro de la organización “La Universidad más Pública” y estudiante de tercer semestre de Gobierno y Asuntos Públicos y Psicología. El Comité de Seguimiento es la mesa de trabajo conformada por directivas y estudiantes que tiene como objetivo llevar a término los acuerdos alcanzados tras una larga mesa de negociación ocurrida en el 2018, que a su vez tuvo origen en grandes movilizaciones estudiantiles por los aumentos de la matrícula universitaria en 2017.
Este pliego inicial incluía más de treinta acuerdos. Se han alcanzado o están en proceso de concretarse el 48% de los puntos y se han retrasado, no se ha discutido o fueron rechazados por el Comité Directivo de la Universidad el 52% restante de acuerdo a mis cálculos y a la última información disponible.
Mediante este pliego, la voluntad política de la administración de la universidad y la persistencia del CEU en la posterior mesa de seguimiento se han logrado, según Sergio Yodeb, exdirector de la mesa, la ampliación del número de representantes de uno a dos en el Consejo Académico; la histórica reivindicación de la elección democrática de estos representantes por parte del estudiantado (antes a estos estudiantes los elegía directamente cada Consejo) ante el Consejo Superior y Académico; la profundización y diversificación de las líneas de apoyo financiero para estudiantes nuevos y antiguos; un diagnóstico de la condición de salud mental de los estudiantes (¡cuyos resultados la universidad no ha entregado al CEU!); avances importantes en la construcción de herramientas para la diversificación de ingresos de la universidad (cuyos resultados se verán en el tiempo); un menú de bajo costo y alto valor nutricional en todos los comercios de la universidad; y un sistema de peticiones, quejas y reclamos que pronto se publicará en las plataformas de la universidad, entre otros.
Por otro lado, los puntos más ambiciosos que se han dejado de lado y requieren nuestra persistencia, han sido: la prueba piloto de la participación de un estudiante en el Comité Directivo (órgano de dirección y administración de la universidad); el concepto previo del CEU a la asignación presupuestal de la siguiente vigencia; la oficina de comunicaciones internas (para que los estudiantes nos enteremos de todas las decisiones administrativas y académicas que tomé la universidad junto con su debida explicación); la rendición de cuentas del rector (se realizó por última vez con Pablo Navas en el 2018, todavía pendiente la de Gaviria 2019); el punto sobre acuerdos y proyecciones de la matrícula (para que la universidad adquiera compromisos sobre la disminución transitoria a los aumentos a la matrícula sobre el IPC) y la representación estudiantil de posgrados.
María José Muñoz, la nueva directora del Comité de Seguimiento se ha comprometido con tres propuestas centrales a las que el estudiantado, a mi juicio, debe sumarse. La primera propuesta busca poner la comunicación en el centro, recordando a los estudiantes qué es el Comité de Seguimiento, cuáles son los avances históricos logrados y los pendientes. Además, resaltando la importancia del espacio para hacer parte de las decisiones de la universidad y tramitar las necesidades de los estudiantes. De la mano va la segunda propuesta por mantener un recuento histórico para llevar un registro riguroso de los avances, pero también de los puntos por tratar. Para esto, propone realizar un cronograma oficial por cada punto y comprometer a las directivas a tratar cada tema. Por último, el esfuerzo por revivir la propuesta del concepto previo del CEU para la aprobación del presupuesto, pues si bien la universidad no tiene problemas de transparencia y sus estados financieros son públicos, sería importante que para aprobar la proyección presupuestal tuvieran en cuenta un enfoque de los estudiantes que conocen de primera mano las necesidades de sus compañeros.
Finalmente, este comité también ha integrado a su agenda puntos que han surgido de fuertes coyunturas que visibilizan necesidades inmediatas de los estudiantes y la universidad, como lo ha sido: la reforma al protocolo MAAD, exigir un informe del estado actual de los beneficiarios de Ser Pilo Paga y elaborar un mecanismo de respuesta a coyunturas. Esto da cuenta de la potencialidad de esta mesa para tramitar eficientemente las preocupaciones y necesidades de los estudiantes, es un espacio que refuerza la democracia universitaria y que los estudiantes deben proteger y respaldar con organización y movilización.
Por: Daniela Álvarez Gallo, miembro de La Universidad más Pública y expresidente del Consejo Estudiantil Uniandino
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