Ya, calma, todo va bien. Tengo lo que se necesita y con eso tengo lo que quiero. Uf, estoy muy bueno. Estoy más listo que un yogurt, ¡vamos!
- Señor, ya puede pasar a la entrevista.
- Gracias.
Qué entrevistadora tan joven.
- Hola, ¿cómo estas?, mucho gusto.
- Hola.
Bueno, seguro y confiado, estira la mano con firmeza. Y… está acercando su mejilla, saludo de beso, ¡saludo de beso! ¡Actívate neurona retardada!
- Ah, que pena con usted.
Soy un tarado.
- Tranquilo, pasa y siéntate.
- Gracias.
- Bueno, cuéntame, ¿qué te trajo aquí a aplicar a nuestra empresa?
La necesidad, mujer... plata.
- No, pues te cuento. Ya llevo casi un año de graduado y estoy buscando tener experiencia en un área como la suya, un lugar en el cual formarme y ejercer de una manera integral.
- Ah bueno, que interesante, ¿y por qué ahora?
Porque estoy desesperado encerrado en la casa.
- Porque creo que ya es momento para mí de dedicarme tiempo completo y empezar mi camino. ¿Si sabe?, dedicarme a un sitio… tener expectativas de crecimiento… oportunidades de innovación, eh…
- ¿Qué experiencias tienes?
¿Yo? Además de hablar en inglés cuando aplico a los CallCenter, puees…
- He estado un poquito en el área de atención al cliente, así como ayudado en un par de proyectos independientes.
Es decir, atendiendo el corrientazo de mi tía y un par de Freelances señora.
- Ya veo. Bueno mira, te explico. nosotros somos una empresa que se dedica a…
Sí…sí… señora. Es que todo me gusta. En todo soy bueno a no ser que su proyecto sea de strippers. De resto, cualquier cosa en este punto se puede volver mi pasión.
- Será de la jornada laboral, casi seis horas frente al computador. Te aconsejo…
Ahora que lo pienso, estoy tan desesperado que hasta de stripper hago, que risa. Bueno, ¡no te auto-distraigas más que te está haciendo una pregunta!
- Bueno, aquí en tu hoja veo que hablas tres idiomas.
¡Bruto!, tengo que actualizar mi hoja.
- Si señora
¡Dios, no permitas que me pida hablar en portugués!
- ¿Dónde lo aprendiste?
- En el colegio.
Para coquetearle a una traga.
- ¿lo has practicado desde entonces?
¡Ja! ¿Qué? La coquetería o el portugués… igual ninguna de las dos, ¡qué depresión carajo!
- No en la frecuencia que lo hacía entonces pero sí, sí, claro.
- Ya…
Uno… dos… tres... Cuatro… ¡van a ser cinco minutos, que diga algo! Me incomoda su silencio, ni siquiera sé dónde poner las manos. ¿En el escritorio?, ¿en el folder?, ¿en mi piernas? Señora, por mi sanidad mental ¡deje de pasar las páginas de mi hoja de vida sin decir nada!
- Bueno, entonces…
Oh no, no, ¡no! Que no se le ocurra pedirme que le cuente…
- Cuéntame sobre ti.
Mierda.
- ¿Qué te gusta hacer, que te apasiona?
Bailar con la escoba de mi casa reggaeton viejito, puro y duro.
- No pues, leer…y me gusta pintar…
Pero más me gusta comer y me gusta dormir.
- ¿algo más?
Es que no se me ocurre nada más interesante sobre mí. ¿Qué espera que respondan las personas a estas preguntas? ¿Qué les salga por ahí alguien con doble identidad? ¿un Chapulin colorado?
- No, creo que no.
- Ajá, y ¿fuiste sincero en esta entrevista?
- No.
¡¿QUE?! , ¡¿Por qué dije eso?! ¡Neurona retrasada!
- ¿Dijiste lo que pensaste quería escuchar?
- ¿No lo hacen todos?
- ¿Por qué?
- Los prisioneros dicen que se van a portar bien para salir de prisión.
Este silencio es pero que el anterior. Ahora sí terminé de enterrarme… Espero que la pensión de mis papas sea buena.
- Bueno, nos estaremos contactando.
Sí… claro…
- Perfecto, muchísimas gracias.
Ahora, recuerda, acerca tu mejilla para despedirte y… está estirando la mano. Esto es aún MÁS incómodo, ¿¡Por qué son los seres humanos así?!
- Hasta luego señora
- Hasta luego, nos vemos el martes.
Ok, esta no fue la mejor entrevista, debería… ¿DIJO VERNOS EL MARTES?
Por: Juanita Cubillos Muñoz
Ilustración: Valentina Duque
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