Sensibilidad en el trabajo artesanal: la importancia de establecer límites entre el diseño colaborativo, la ética laboral y el trabajo creativo en comunidades
En esta entrada, Daniel Felipe Cubillos, estudiante de la Universidad de los Andes, reflexiona sobre la falta que hace en nuestra industria, ciertos tipos de aglomerados, consejerías o comités, que permitan dar un norte y establecer un camino a trazar para emprendimientos y negocios que se quieren pensar desde la artesanía.
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Colombia, dentro de sus amplias prácticas y saberes tanto culturales como sociales, abarca gran variedad de comunidades (urbanas, rurales e indígenas) que se han destacado por sus habilidades manuales en infinitas áreas de la creación cultural. Dentro de este aspecto de nuestra identidad, como colombianos, sabemos poco al respecto de las diferentes técnicas, conocimientos y saberes que han logrado perdurar en el tiempo; y que se han ido transformado, gracias a factores como la colonización, el intercambio cultural, el desplazamiento, la violencia y el despojo de tierras, la llegada del internet y la globalización, entre tantas otras. Desde hace ya algún tiempo, los expertos en moda y diseño llevan incentivando, gracias a una visión internacional de cómo debería mostrarse y venderse el diseño colombiano en el exterior, una exploración y un rescate a muchas de estas prácticas relegadas y abandonadas a merced de las pocas personas que aún conservan estas tradiciones.
Por eso, en primer lugar, uno consideraría un gran aporte, tanto a la industria productiva, económica y cultural de la nación, el incentivo en trabajar, desde la academia y con los estudiantes (quienes seremos los próximos en intervenir una industria tan compleja como el ecosistema MODA) con el gran abanico de comunidades que habitan en nuestras regiones. Indagar, explorar, investigar y rescatar saberes, materiales, técnicas y trabajos que se han relegado al campo, a periferias rurales apartadas de las urbes y el comercio nacional (y por ende internacional) se ha vuelto un deber dentro de los procesos de diseño, no solo en la moda, si no también en áreas como el interiorismo, el diseño industrial, el arte y la gastronomía.
Por eso este boom de lo artesanal se ha visto con buenos ojos tanto en los productores, quienes pueden aprender y rescatar estas prácticas, al tiempo que trabajan con materiales (frecuentemente) de origen natural y renovable como en el consumidor, quien ahora más que nunca compra con consciencia local y sostenible. El cambio de paradigma se entiende al analizar las características preponderantes de nuestra era. Crisis socio ambiental, altos niveles de contaminación, desestabilidad política y económica, y el arribo de grandes multinacionales al territorio nacional, han influenciado una nueva consciencia al momento de adquirir un producto. Hace poco vimos cómo se posicionaba en redes el hashtag #vistetedecolombia, que incentivaba y promulgaba la compra y adquisición de productos nacionales en el sector moda/textil, de la economía colombiana. Este tipo de iniciativas demuestran cómo la coyuntura actual exige un cambio en el comportamiento al momento de comprar, en pro de una viabilidad en los negocios de moda del país y un apoyo a la incipiente producción local. Por lo tanto, un cambio al momento de comprar también exige un cambio al momento de producir.
Pero, por más bello que todo esto suene, debemos también reflexionar sobre cómo será el enfoque de trabajo en comunidad que queremos apoyar y valorar. Desde la academia se incentiva a los estudiantes de carreras creativas el trabajo de campo y la inmersión dentro de procesos rudimentarios, artesanales, que se realizan de manera sutil para un consumo pequeño, local. De esta manera, se espera que los estudiantes conozcan, valoren y se “unten” (literalmente) las manos, la cabeza y el corazón, al crear desde la empatía y la oportunidad de desarrollar consciencia social desde la creatividad y los procesos manuales. Es importante recalcar que estos procesos jamás deben ser forzados, y deben entablar conversaciones y diálogos fructíferos entre estudiantes urbanos y campesinos/artesanos rurales, para entender cómo intervenir de manera apropiada estas comunidades, sin afectar o irrespetar sus territorios, sus tradiciones, su familia y, por ende, su historia y su pasado.
El diseño colaborativo entre diseñador, artista y artesano debe comprender factores económicos y socioculturales al momento de querer trabajar con una comunidad en específico. Se debe entender la historia y el territorio, en primer lugar, con una mirada propia de la antropología y de estudios sociales. Tener sensibilidad y tacto al momento de establecer estas relaciones de trabajo. Usualmente, consideramos positivo el co-crear con artesanos e intervenir ciertas maneras de producción, con el objetivo de aumentar ventas y dar viabilidad económica al negocio de la artesanía en el país. Y lo puede ser, siempre y cuando se establezcan unos límites claros entre procesos propios del diseño contemporáneo y generalmente ajenos a las comunidades, como lo son la estrategia de venta, marketing y distribución, procesos que no deben apropiar diseños y productos que son y deberán seguir siendo propios de las comunidades con las que se están trabajando.
Por ende, también considero importante crear una consciencia colectiva, entre diseñadores y creativos con respecto a la ética laboral y la visión que se tiene de la labor creativa y los procesos industriales. Se entiende que este proceso debe tener como objetivo la exaltación de la práctica ancestral artesanal, darle visibilidad para otorgarle un valor simbólico dentro del pensamiento colectivo nacional y comprender que muchos de estos saberes no están pensados para un consumo de lujo (ya que la artesanía, al menos como se ha vendido y comercializado en Colombia, ha tenido la etiqueta de producto de lujo, debido a sus horas de trabajo, materias primas y tradiciones involucradas) y si no se permite el lujo, mucho menos se permite para un consumo masivo. Es interesante ver como este es uno de los principales temas en el programa de televisión Ancestral, que nos relata la vida y trabajo de diferentes comunidades artesanas, que luchan por conservar sus saberes frente a la precariedad económica y el dilema entre industria y artesanía.
Gracias a la academia, estudiantes de estas disciplinas pueden (podemos) abordar el diseño desde una perspectiva más humana y social. Rescatar y consumir la artesanía deberá comprender todo el valor simbólico que guarda un producto, desde su técnica hasta su calidad material. Y a su vez, protegerla y cuidarla de este nuevo boom, para que artesanos y comunidades no caigan en procesos avaros de producción que buscan ganancias económicas fugaces en pro de modelos de negocio que quieren usar esta manera de trabajo como una simple tendencia.
De esta manera, quiero reflexionar sobre la falta que hace en nuestra industria, ciertos tipos de aglomerados, consejerías o comités, que permitan dar un norte y establecer un camino a trazar para emprendimientos y negocios que se quieren pensar desde la artesanía y hacer un tránsito hacia el sector moda. Debemos comprender que muchos procesos propios de la artesanía no están hechos para este tipo de comercialización, y tampoco para considerarse objetos de lujo, que por consiguiente entrarán en un mercado de exclusividad y elitismo, que ahora más que nunca están en proceso de replanteamiento. Repensemos así unas necesidades, tanto ambientales como económicas que exige la situación actual para establecer límites entre que puede considerarse colaboración y que puede considerarse apropiación o explotación cultural.
Por Daniel Felipe Cubillos, estudiante de la Universidad de los Andes
*** Blogs El Uniandino es un espacio abierto a la comunidad que ofrece el periódico El Uniandino para explorar temas nuevos, voces diversas y perspectivas diferentes. El contenido se desarrolla por los colaboradores con asesoría del equipo editorial del periódico
Referencias
Espectador, E., 2020. Colombia, Desde La Artesanía. ELESPECTADOR.COM. Recuperado el 29 de agosto del 2020 de: https://www.elespectador.com/opinion/colombia-desde-la-artesania-columna-451570/
Pongo, R., 2020. El Valor De Lo Hecho A Mano. www.elcolombiano.com. Recuperado el 29 de agosto del 2020 de: https://www.elcolombiano.com/cultura/artesanias-el-valor-de-lo-hecho-a-mano-NI8956429
Sentadaensusillaverde.com. 2020. Recuperado el 29 de agosto del 2020 de: http://www.sentadaensusillaverde.com/publicacion/v_stete_de_colombia/890
Señal Colombia. 2020. ¿Es Cierto Que La Industria Destruye A Los Artesanos?. Recuperado el 29 de agosto del 2020 de: https://www.senalcolombia.tv/es-cierto-que-la-industria-destruye-los-artesanos
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