El Uniandino hizo pequeños perfiles de los capitanes de algunas de las selecciones más exitosas en Uniandes. Estudiantes que han sorteado todo tipo de obstáculos, muchos de ellos institucionales, pero que aun así lo han ganado todo.
Rugby Femenino
Daniela Saenz Forero es la actual capitana del equipo. Hizo parte de ese primer grupo de mujeres decididas que no solo se atrevieron a formar una selección de rugby en la universidad en contra de toda las adversidades, sino que además se comprometieron a dejarla en lo más alto del ranking universitario. Han sido subcampeonas del torneo CERROS en su primera aparición como equipo oficial de la universidad, campeonas en las dos paradas del mismo torneo el siguiente año y múltiples campeonas a lo largo de los cuatro años que lleva conformada la selección.
Es una mujer talentosa que cursa último semestre de Arte y Diseño. Dice que al rugby le debe las amigas más cercanas que tiene en la universidad y que esta experiencia le ha enseñado la importancia de la disciplina y el compromiso, cualidades que puede extrapolar a otros aspectos de su vida porque “como se juega rugby se vive la vida”.
Piensa que “esta universidad está muy enfocada en la parte académica y la parte humana está muy descuidada [...] no se preocupa porque sus estudiantes tengan un grupo que les pueda brindar un descanso emocional”. Tan es así, que a veces han tenido que jugar con un solo uniforme en torneos de hasta tres días, sin tener un botiquín a pesar de los constantes accidentes, ni excusas formales cada vez que salen a competir, y sin siquiera poder competir en casa porque la cancha de la universidad no está en condiciones. Pero nada de esto le pesa, porque para Daniela la Selección de Rugby se trata realmente de un espacio de descanso, una familia de dieciocho deportistas que se apoya y crece en conjunto; un grupo de mujeres apasionadas y decididas que hace cuatro años se propusieron ser las mejores, ¡vaya que lo han logrado!
Voleibol Femenino
Isabel Cristina Vásquez, estudiante, emprendedora y deportista, le ha entregado todo a la camiseta de la Selección de Voleibol uniandina por 5 años. Llegó al equipo buscando un complemento para su vida universitaria, pero encontró algo más: un complemento para su vida personal. Considera al equipo como una familia, un espacio de apoyo y fraternidad en donde dieciocho mujeres se esfuerzan juntas para dejar en alto a Los Andes.
La selección le ha ayudado mucho, pues como ella dice: “el deporte es muy complementario al estudio [...] ayuda a mantener un orden, una estructura, una disciplina con los tiempos”. Esto lo ha ido aprendiendo con los años, cada día es mejor en este deporte que mueve su corazón; además, su esfuerzo ha dado fruto, hoy en día es un pilar fundamental en esta selección.
El equipo de voleibol quedó campeón en el torneo CERROS hace dos años, torneo en el que Isabel participó. Repitieron la hazaña el año pasado, donde lastimosamente Isabel no pudo estar. En ambas ocasiones, ni la universidad ni los estudiantes hicieron mayor eco. Pero la grandeza tiene otro valor para Isabel y únicamente se concentra en lo suyo: “Aportar la estabilidad que el equipo necesita, manejar las tensiones en los partidos difíciles”.
Taekwondo
Daniel Ramos es estudiante de Ingeniería Ambiental y un deportista comprometido con el taekwondo. Para él los entrenamientos son su espacio de descanso, un escape al exigente mundo académico y un momento de encuentro con esa pequeña familia sustituta que ha ido formando junto a sus compañeros. Lo que Daniel más rescata del deporte es la solidaridad que existe entre aquellos que lo practican: “dentro del arte marcial hay muy pocos egos” dice, explicando que en este espacio no importa si se es novato o veterano, todos entrenan en conjunto como una familia, siempre buscando la mejoría propia y de los compañeros o rivales, pues si ellos mejoran, van a exigir más.
La diferencia entre las artes marciales y la mera belicosidad reside en la organización de las técnicas y las tácticas de pelea dentro de un sistema coherente, además de la adhesión a un estructura de valores.“Los de nivel alto, cinturón negro o rojo, apoyan mucho a los primeros que llegan”, así es la filosofía y los códigos de conducta que rigen este hermoso deporte; la búsqueda del crecimiento propio a través del crecimiento de los demás, “muy contrario al ambiente de competencia insana y excesiva con que nos educan en la universidad”.
A pesar de su gran compromiso y amor por el deporte, Daniel no la tiene fácil. Al igual que todos los deportistas de la universidad, su día a día transcurre entre llevar su vida académica y su vida deportiva paralelamente. “Es como ver una materia más” comenta cuando le preguntamos sobre cómo se las arregla para mantener su pasión y su deber al tiempo. Pero, sin duda, esta materia implica más tiempo que un solo crédito, porque no sólo se trata de los entrenamientos regulares y las salidas a torneos, al igual que en todas las clases debe sacar tiempo de entrenamiento por fuera de clase y mantenerse físicamente activo y en buena forma para no quedarse atrás. Lo que más lo desmotiva es que la universidad ni siquiera los apoya con permisos académicos para faltar a clases o parciales. Es en ese punto donde los deportistas deben sacrificar el representar a su universidad por responder a las obligaciones académicas de la misma. Nos comenta que el año pasado uno de sus compañeros más talentosos no pudo asistir a un torneo, en donde todos estaban seguros que lograría medalla, porque la fecha se cruzaba con la de un parcial.
Por: Carlos Bueno
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